INFANCIA. A diferencia de otros niños, el pequeño Francesco se aburría viendo caricaturas, prefería ver partidos de futbol. Preocupada, su madre lo llevó a probarse con un equipo cuando tenía cinco años de edad. La preocupación desapareció cuando lo vio tocar la pelota: el balón era el mundo de su hijo.
CANDELA. Durante toda su trayectoria solamente ha vestido una playera profesional, la de Roma. A lo largo de todo lo que ha vivido en el club y de todos los compañeros que ha visto pasar, Totti rescata a Vincent Candela. Para él ha sido el jugador con más carácter y más personalidad que haya presenciado.
DEL PIERO. Gracias a Giovanni Trapattoni se desencadenó un pleito entre Alessandro Del Piero y Francesco Totti. Siendo técnico de la selección italiana, Trapattoni comparó a ambos inclinándose por el capitán de la Loba. “Nunca he conocido un futbolista como él. Totti es mejor que Platini y Zidane”, declaró. Ante sus palabras, Pinturicchio le pidió respeto: “No valgo menos que Totti”. Por sus dichos, Trapattoni engendró una enemistad a la que se le llamó La batalla de los celos.
MALDINI. En la víspera del Mundial Corea-Japón 2002, Paolo Maldini se enfrascó con Totti en un lío particular. Maldini, capitán de la Azzurra, le dijo que no soportaba sus particularismos. Y es que Totti quería llevar masajista propio a la Copa del Mundo. No se entendían.
RAÚL. Forma parte de los admiradores de Raúl, el Ángel de Madrid. En 2008, Totti cuestionó la “ignorancia” del mundo del futbol al considerar que no se le daba al delantero español el respeto que merece: “Que un jugador tan fuerte, que ha marcado tantos goles y ha ganado todo lo que se podía ganar, no haya ganado nunca el Balón de Oro es un escándalo”.
CASSANO. Salío de Bari para llegar a Roma. Lo primero que hizo, a la postre se dio cuenta, fue obsesionarse con Totti. Con la idea de hacerse su amigo para no tener problemas rebasó los límites: compró casa junto a la de Totti, sólo quería salir a cenar con Totti, se aprendía chistes para contárselos a Totti. Toda era Totti hasta que vino renovación de contrato. Pidió un salario menor al del Capitano y mucho mayor que al del resto de sus compañeros, esto ocasionó líos en el vestuario. Totti se puso del lado del resto del plantel, a lo que Cassano consideró una traición. Cassano fue víctima de su obsesión y terminó siendo odiado por todos. Cuando se fue del equipo, Panucci organizó una fiesta para despedirlo; Cassano no acudió y Panucci contrató a un imitador especializado en la figura de Cassano para alegrar la reunión.
ALTRUISMO. Para muchos es un futbolista que padece severos problemas mentales, reflejados con su personalidad. Sin embargo, la prensa, crítica de sus acciones agresivas cuando le falla el chip, también le valora su aporte a la sociedad. Totti es considerado como el jugador que más dinero ha aportado a obras de caridad, como el jugador que más hospitales y asilos ha visitado, como el futbolista que más tiempo ha regalado a enfermos y gente necesitada.
CARÁCTER. Además de su talento, Francesco es conocido por perder los estribos en la cancha. Patadas, escupitajos, codazos y entradas duras forman parte de su repertorio cuando se desespera. Tales conductas derivaron en una serie de artículos donde se sugería que padecía de daños en el cerebro. “Si alguien no lo entiende, que se le conceda el tiempo para entenderlo, y mientras tanto, se puede prescindir de él, aunque se llame Francesco Totti”, escribió Gianni Mura.
COSTUMBRE. Si algo tiene perfectamente definido son sus costumbres. No le gusta alterar su rutina diaria en lo más mínimo, los cambios no van con él. Acude a la misma peluquería donde se cortaba el cabello desde niño, compra zapatos en la misma zapatería de toda la vida, cuando sale a caminar lo hace en la banqueta de siempre. Su casa tiene dos puertas que dan a la calle y utiliza la misma todos los días para no afectar el orden de las cosas.
SUEÑO. Uno de sus mayores anhelos es poder acudir a Piazza di Spagna para tomarse un café capuchino en compañía de su esposa, como lo hacían cuando eran novios. No lo hace porque sabe que su presencia en el lugar demandaría firma de autógrafos y fotografías, algo que no le negaría a la gente pero arruinaría la cita con el amor de su vida.